Wednesday, November 25, 2009

23:24



Naciste la noche antes que comenzara mi clase de verano en Wesleyan. Tu llegada no fue tan traumática como la de tu hermano, pero igual yo sufrí casi tanto como tu mamá (mentalmente, claro está). Al otro día traje a tu hermano para que te viera. Nunca lo había visto tan contento como ese día. Y aun hoy, casi siete meses después, todavía vive pendiente de vos, más de lo que yo quisiera pues como dice mi hermano: “Ben en un ataque de ternura le puede arranca la cabecita a Elena”. Pero a vos no te importa, cuando él está cerca vos sólo lo mirás a él; para su dicha, le celebrás cada cosa que hace o deja de hacer.
Todavía te despertás una a dos veces cada noche, y te quiero pedir perdón por mi cansancio, mi depresión y por no dedicarte tanto tiempo como quisiera. Los cambios que hemos tenido en los últimos seis meses han sido más difíciles de lo que me imaginé.
Ahora mismo quiero que te despertés, para darte de comer, abrazarte y para que te quedés dormida en mis brazos.
Gracias por obligarme a volver princesa.