Tuesday, March 29, 2011

La misión (Segunda Entrega)

Portales dimensionales


Una de las clases más cautivantes fue aquella en la que el profesor Flotta nos explicó los tipos de portales existentes. Aunque él aclaró que habían más de dos, nos dijo que con el motivo de facilitar el entendimiento y la posterior práctica, nos íbamos a enfocar en los portales naturales y los artificiales.

Portales naturales
Son aquellos formados como parte de la naturaleza pero, en su mayoría, su existencia proviene de un accidente entre los mundos que conecta. El portal natural más conocido es el “Triángulo de las Bermudas”, el cual tiene un área de más de un millón de kilómetros cuadrados formado por Puerto Rico, Florida y Bermudas. Aunque críticos han argumentado que las 'desapariciones' en esta región se deben a los constantes cambios climáticos en el Caribe, no puede desconocerse que muchas de estas desapariciones no se asemejan en nada a las acontecidas por tormentas en otras regiones del planeta.

Estos portales, al ser accidentes, son impredecibles y, por lo tanto, son usados en un sólo sentido. Por ejemplo, si nos fijamos en el caso específico de “El triángulo de las Bermudas”, este portal sólo ha sido usado para viajar al mundo con que se conecta, pero no puede usarse para volver del mismo. El profesor Flotta nos pidió que evitáramos al máximo este tipo de portales, ya que no podemos controlar nuestra manera de viajar y, muy probablemente, quedaríamos atrapados en el otro universo.

Portales artificiales
Estos son los que más interesan al profesor Flotta pues son aquellos formados (y destruidos) por seres humanos con experiencia en viajes entre los diferentes universos. Él nos contó que su primer cruce fue hecho con su profesor y mentor Carlos Berlitz, de quien aprendió no sólo la creación de portales artificiales, sino también la mejor manera de viajar entre los diferentes universos. Nosotros tenemos más control (en su gran mayoría) de este tipo de portales y por este motivo, son usados para hacer viajes de ida y vuelta.
Como era de esperarse, el proyecto final de la clase consistía en crear un portal artificial, según sus instrucciones, que nos permitiría viajar al mundo paralelo que nosotros escogiéramos. Y aquí encontré mi primer problema: ¿Cuál universo paralelo me gustaría visitar?

Tuesday, March 15, 2011

La misión (Primera Entrega)


Mundos paralelos


La primera vez que escuché hablar de física cuántica fue cuando tomé una electiva en mi último semestre de Ingeniería Mecánica en la Universidad EAFIT. Era una clase bastante popular por la fama que tenía el profesor alemán Max T. Flotta. Él era la única persona con PhD en el departamento, pero así mismo era el más extraño de todos. Sus clases eran muy diferentes, ya que además de hacernos leer textos escritos por él en diferentes revistas uruguayas y argentinas, también teníamos experimentos de meditación.
El primer tema estudiado en su clase fue acerca de los mundos paralelos. Fue así como aprendí que cada realidad se crea cuando tenemos diferentes opciones y tomamos una decisión. Es algo similar a cómo los árboles tienen muchas ramas. Así como hay árboles que tienen pocas ramas, hay personas que toman pocas decisiones importantes y su vida está predeterminada por sus padres o por ellos mismos. Por ejemplo, estas personas desde que están en el colegio ya saben qué quieren estudiar y en cual universidad quieren hacerlo. De esta manera sólo solicitarán en esta universidad, luego sólo pedirán trabajo en un sólo lugar y se casarán con la única novia o novio que tuvieron desde la juventud. Por otro lado, hay personas que han vivido en diferentes países, han tenido diferentes trabajos, etc. Estas personas tendrán una gran cantidad de realidades paralelas que ocurren al mismo tiempo de la vida que llevan.
La manera de conectarse con otras realidades es a través de portales. Estos siempre han existido, sólo que muy pocos saben de su existencia y de la manera apropiada de usarlos. Estos portales están formados, de alguna manera, de todas aquellas cosas que nos recuerdan a las personas o cosas de lo que NO hicimos. Por ejemplo, las cartas de aceptación de las universidades a las que no asistimos, o los regalos de los novios o novias con los que terminamos la relación.
El motivo que nos lleva a viajar a diferentes realidades es mucho más complejo que una simple curiosidad de cómo sería nuestra vida si hubiéramos tomado decisiones diferentes. Para muchos, los viajes representan una manera de escapar de las cosas que nos agobian o molestan de nuestra presente realidad. Puede ser el actual trabajo, la soledad en nuestras vidas, o la familia que tenemos. Cuando viajamos de una realidad a otra el tiempo no se detiene. Es este uno de los motivos principales por el cual los viajes necesitan ser bien planeados, y no deben hacerse como el resultado de emociones momentáneas.
El profesor Flotta nos contaba que él había visitado veintitrés de sus mundos paralelos aunque nunca había influido en ellos. Cuando le preguntamos el motivo que lo llevó a cruzar a sus otras vidas, nos respondió que lo había hecho de manera experimental, pero que así como él no había cambiado las otras realidades, estas últimas lo habían cambiado a él.


Continuará...






Tuesday, March 1, 2011

Y me lo quitaron...


Busqué en las cajas que he tenido por más de diez años y apenas encontré pocas referencias.
Busqué en mi cuenta de correo electrónico y sólo había correos viejos, con cuentas desactualizadas a las que no llegaban mis mensajes.
Busqué en la libreta de teléfonos que tenía antes de venirme, y sólo tenía apuntados teléfonos de personas y de lugares irrelevantes.
Tenía tanto miedo que esto pasara...y sucedió.
Decidí comprar un pasaje en avión. Planeé el viaje por una semana en el que pasaría cuatro días en Medellín y tres en Bogotá. Trataría de revivir ese pasado que se me quería escapar.
Llegué un domingo por la noche. El lunes me levanté temprano y fui a desayunar a una de esas tiendas de barrio donde el café te quema y los buñuelos están recién salidos de la olla. Fue un buen comienzo de día. Después caminé hasta la estación del metro y me fui al centro. Quería ir al lugar donde quedaba el negocio de mi papá, luego caminar a la iglesia de la Veracruz, cruzar la calle y caminar por el pasaje donde quedaba el Duramás. Pero todo fue una completa decepción. El local que fuera de mi papá casi ni lo encuentro por la cantidad de puestos ambulantes en los alrededores. Después caminé hasta la iglesia de la Veracruz, construida en 1712, pero la cantidad de gente afuera (ladrones, prostitutas, vendedores, personas esperando no sé qué) no me permitieron admirar la arquitectura e hicieron imposible entrar a la iglesia. Decidí ir al Duramás. Ya no estaba. Había una agencia de apuestas con papeles por todo lado. No quedaba nada del almacén donde cada par de zapatos estaba organizado milimétricamente para aprovechar el espacio al máximo. Decepcionado, caminé a la estación del metro. Había hecho planes para encontrarme con tres amigos de la universidad (los únicos que después de intensas búsquedas respondieron a mis mensajes). Llegué un poco temprano, entonces di una vuelta por el centro comercial para encontrarme con almacenes con nombres en inglés, personas tomando café en McDonalds y, en general, personas que les gustaba el centro comercial porque se sentían en otro país, en uno más “civilizado” que el nuestro. Por fin era la hora y fui a encontrarme con mis amigos. Sólo llegó uno. Hablamos por diez minutos, tiempo suficiente para darnos cuenta que teníamos muy pocas cosas en común. Esa noche llegué al apartamento, llame a mi esposa, hablé con mis hijos y cambié la fecha de mi regreso para dejar mi pasado y volver a mi presente.
Este viaje, cuyo objetivo era rescatar mi pasado, me hizo darme cuenta que este ya no existe, que muchos factores han ayudado a que desapareciera, siendo yo el principal.