Tuesday, September 27, 2011

La misión (Decimoquinta entrega)

Ingeniero Bernal


Nunca más volvimos a saber de Flotta.  Después de un mes llegó su reemplazo.  Un ingeniero industrial bogotano que obtuvo su doctorado en la Universidad de Iowa en los Estados Unidos.  Estaba obsesionado con el fútbol.  Todos los lunes, al comienzo de clase, nos hacía un análisis de los resultados del fútbol colombiano, especialmente de Santa Fe.  El rumor era que, en las noches, el ingeniero Bernal (nunca supimos su nombre) trabajaba en una máquina del tiempo con el objetivo de viajar al 19 de diciembre de 1948 y estar presente en la goleada con la que su equipo se convertierte en el primer campeón del fútbol colombiano.

Sus clases eran muy entretenidas pues tenían un buen balance entre la teoría y la práctica.  Aunque sí estudiamos la posibilidad de viajes multidimensionales, nunca pasamos de experimentar en modelos computarizados.  Con el paso del tiempo comencé a tener más confianza con  él, y después de debatirlo, me decidí a contarle mi experiencia  en el universo paralelo al que había viajado.  La primera vez que lo mencioné, Bernal evadió el tema.  Después, ante mi insistencia, aceptó tener una reunión conmigo.  Me advirtió de lo peligroso que podía ser tanto para mí, como para él, compartir la información que yo poseía.  No sé cómo, pero él sabía lo peligroso que podrían ser los agentes de la AGVT.

Esa noche, cuando llegué a casa, estaba mi papá reunido con dos de sus hermanos y hablaban, casi en secreto, sobre algo que parecía muy importante.  Cuando se lo pregunté, mi mamá me llevó a mi cuarto, me hizo sentarme, y me contó que mi papá había recibido una carta en la que se le informaba que si no pagaba una suma de dinero (nunca supe la cantidad), mi vida correría mucho peligro.

La policía nos recomendó esperar a recibir una segunda nota antes de tomar cualquier determinación.  Yo tuve que tomar muchas precauciones.  Nunca más volví a manejar a la universidad.  Alguna veces me llevaba mi papá, otras alguno de mis tíos, o simplemente no iba a clase.  Ante las preguntas de mis compañeros, argumenté una enfermedad.  La segunda carta llegó exactamente una semana después de la primera.  Esta era más específica e informaba acerca los días que yo asistía a EAFIT, quiénes eran las diferentes personas que me llevaban a la universidad, y enfatizaba en el peligro en que yo me encontraba.  Esta vez la policía trató de identificar el origen de la carta, pero después de muchas pruebas, no se llegó a ninguna conclusión.  Uno de los policías, quien parecía un poco chiflado, le dijo a mi papá, en secreto, que la carta fue escrita con tecnología más avanzada que la nuestra.  


Continuará...




Tuesday, September 13, 2011

La misión (Decimocuarta entrega)

Natalia


El lunes cuando llegué a mi clase de física cuántica me enteré que Flotta había tenido que viajar urgentemente a Alemania debido a la muerte de un familiar.  El decano de la facultad nos dijo que él se encargaría de la enseñanza hasta que consiguieran un remplazo.  La clase fue bastante aburrida pues el decano era bastante teórico.  Al final de clase nos preguntó si habíamos aplicado las teorías cuánticas y, como nos lo instruyó Flotta, le dijimos que sólo habíamos estudiado los experimentos realizados en otras universidades.  Después de salir de clase, mis compañeros me preguntaron acerca de mi viaje a Chile, y les dije que había sido un poco decepcionante, pues me había dado cuenta de cómo había idealizado al país después de haber vuelto a Colombia.  Mi plan dio resultado, ya que no hubo más preguntas.  Esta tarde llamé a Natalia pero su mamá me dijo que no había llegado de la universidad.  Estaba casi seguro que me estaba mintiendo. Natalia terminaba clases al medio día.  La llamé el martes, miércoles, todos los días de la semana, pero nunca pude hablar con ella.  Comencé a pensar que ella había tomado en serio la supuesta necesidad de un distanciamiento.  El viernes, una semana después de haber vuelto, recibí un mensaje de Clarissa pidiéndome noticias de mi misión.  Le conté sobre Flotta (lo había olvidado por completo).  Ella me respondió inmediatamente: “Tu ineficiencia deja mucho que desear.  Debimos haber sido informados desde el mismo momento en que te enteraste…” No terminé de leer el mensaje pues rompí el dispositivo y lo tiré a la basura.  Mi situación con Natalia me estaba comenzando a afectar más de lo que yo hubiera querido.  Esa noche, después de mucho debatirlo, decidí ir a su casa.  Eran las ocho de la noche, cuando su mamá me abrió la puerta.  Muy amablemente me dijo: “Naty salió con unos compañeros de la universidad”.  Me despedí casi sin mirarla y me monté en el carro.  Apenas noté que ella entró a la casa y apagó la luz exterior, comencé a pegarle a la cabrilla con violencia, no entendía por qué Natalia necesitaba salir con sus compañeros.  Comencé a preguntarme si habría salido como pareja de alguno, o si simplemente era su grupo de amigos y amigas que iban al cine, a comer o algo así.  Este último pensamiento me calmó.  Me fui para mi casa, pero todo se me vino abajo cuando llegué y mi mamá, muy sorprendida, me preguntó que había pasado entre Natalia y yo.


Continuará...