Friday, December 30, 2011

La paradoja del abuelo (Tercera entrega)


Quiero informar a los lectores que Quimulá aun no se encuentra en condiciones para hacer su acostumbrada publicación (por eso el desfase en fechas).  Yo he recibido lo que sería la tercera entrega de su historia y es la que transcribo aquí.  Como la entrega anterior, me tomé la libertad de hacer correciones donde lo estimé pertinente.

Familia Castellanos Vieira*
 
Hugo siempre culpó a los padres de Gabriela su inestabilidad emocional.  Él me decía que ella creció en una casa llena de inseguridades.  Los gritos de Patricia y el silencio del papá.  El diálogo era casi mínimo.  No que nunca tuvieran momentos de felicidad los tres.  Gabriela nos contaba anécdotas de sus viajes a Disney World cada año, nos mostraba fotos de los tres, muy felices, con alguno de los personajes de las películas de Disney.  En mi casa se decía que estos viajes eran una manera de escapar al verdadero problema que tenían en la casa Castellano Vieira: la rutina.

Su casa parecía estar dividida en tres mundos diferentes.  Uno era el de Patricia, amargada por la libertad que había perdido al casarse y al tener una hija; el de Martín, amargado porque a pesar de sus intentos nunca pudo rescatar su matrimonio y lograr, como era su sueño, que su hija creciera en medio del amor;  y por último, está el de Gabriela, amargada por tener una vida solitaria y llena de inseguridades.  A pesar de la inestabilidad, parecía que el matrimonio nunca se fuera a acabar.  Cuando finalmente sucedió, muchos pensamos que fue demasiado tarde.

Gabriela siempre evitaba cualquier evento en el que su familia estuviera relacionada.  Ella nos decía que sus padres le despertaban “el lado inestable” que había en ella.  Y yo puedo confirmar que así lo era.  Aunque yo pensaría que era más por la actitud que ella tomaba cuando los veía que por lo que realmente ellos hacían.

Hace poco le pregunté a mi mamá si ella vio alguna vez a Martín y a Patricia felices. Ella me dijo que tuvieron un noviazgo y unos primeros meses de matrimonio hermosos, pero que todo se vino abajo después de la incapacidad de Patricia.  Para su Luna de Miel fueron a una ciudad en los Estados Unidos que se llama Savannah.  Mi mamá me contaba que ellos no paraban de hablar de la comida y de la música de esa región.  Mucho se ha dicho del motivo que llevara a Martín a irse a vivir allí después de su divorcio.  Algunos amigos de la familia han argumentado que es una manera para él revivir uno de los momentos más felices de su vida

Continuará...

* Escrito por Quimulá





Ir a "Savannah, GA" (Cuarta entrega)

Tuesday, December 13, 2011

La paradoja del abuelo (Segunda entrega)


Por motivos que no me está permitido divulgar, nuestro querido Quimulá no ha podido publicar como está estimulado en su contrato.  Después de mucho debatirlo, me pidió el favor que publicara su escrito.  Yo he hecho algunas correcciones que estimé pertinentes.

La facultad de medicina *

Martín Castellanos, padre de Gabriela, se graduó de la facultad de medicina de la Universidad Javeriana el día que Brasil se coronó campeón mundial de fútbol por tercera vez.  Él, bastante molesto, no pudo ver el partido por televisión, aunque escuchó pedazos en el radio que uno de sus compañeros había llevado.  Después de trabajar un año en el Hospital San Ignacio como médico general, estudió una especialización y se convirtió en anestesiólogo.  Fue allí donde conoció a la que se convertiría en su esposa: Patricia Vieira.  Salieron por unos pocos meses, y tuvieron a Gabriela once medes después de la boda.  
Mi mamá me contó alguna vez que el embarazo fue muy complicado. Patricia tuvo que quedarse en casa desde el tercer mes porque había grandes posibilidades de perder el bebé.  Por este motivo tuvo que dejar su trabajo y pasó los siguientes meses de embarazo en una gran crisis emocional.  No podía tomar medicina para la depresión, y a pesar de sus constantes intentos por ayudarla, fue muy poco lo que Martín pudo hacer por ella.  Después que Gabriela nació, Patricia volvió a su trabajo, y se interesó más por este último que por su propia hija.  Esto molestó bastante a Martín, pero decidió continuar su matrimonio buscando, erróneamente (palabras de mi mamá), que Gabriela creciera en un hogar feliz.
Aunque en la familia Castellanos Vieira sólo se hablaba de hospitales, enfermedades, y medicinas, nunca se presionó a Gabriela para que siguiera los pasos de sus padres.  Aunque surtió un efecto opuesto, ya que según ella nos lo contó, el hecho que sus padres no le sugirieran que estudiara medicina se debía, principalmente, a que la consideraban incapaz de hacerlo.  De nada sirvieron las muchas veces que Hugo y yo le dijimos que eso no era cierto.
Yo pienso que la presión que ella misma se debió haber puesto cuando tomó los exámenes de ingreso, la hicieron perderlo.  Cuando ya salía con Hugo, nos contó que su padre ofreció ayudarla contactando a unos excompañeros para que le dieran la oportunidad de tomar el examen nuevamente, pero Gabriela no se lo permitió.  Ella quería entrar sin recibir ningún tipo de ayuda por las influencias de sus padres.
Es así como las entrevistas que comenzó a tener después que la conocimos, nos dieron a todos la esperanza que, por fin, Gabriela podría estudiar medicina como tanto lo había soñado.  Era poco lo que sabíamos del proceso, incluso Hugo sabía poco.  Ella manejaba todo con un hermetismo total.  El día que Colombia quedó eliminada del mundial de fútbol en los Estados Unidos, recibí una llamada de Hugo donde me contaba que Gabriela había sido aceptada.  Quisimos salir a celebrar, pero por la Ley Seca que existía en la ciudad, ninguno de los bares estaba abierto.  Por tal motivo, nos reunimos todos en la casa de Gabriela, donde Martín nos había preparado una gran cena.  Cuando le pregunté por su mamá, Gabriela me dijo que estaba enferma.  Muchos años después, Hugo me contaría que Patricia nunca quiso ser parte de la celebración y por eso se encerró en su habitación. 

Continuará

* Escrito por Quimulá