Tuesday, July 19, 2011

La misión (Décima entrega)

Me pidieron que fuera con ellos.  Pensé en salir corriendo y en buscar a un policía, a alguien de seguridad o simplemente esconderme en uno de los almacenes del centro comercial, pero se me ocurrió que muy probablemente habría más gente trabajando con ellos, entonces acepté su invitación (o mandato) de caminar con ellos.  Salimos del centro comercial y nos montamos en un carro blanco que estaba afuera esperándonos.  Una vez allí, la mujer me dijo que era Clarissa Federico agente AGVT-UU-29 y que venía desde el futuro con la misión de interceptarme.  No ententendía de lo que me hablaba, se lo pregunté, pero mi otro yo me interrumpió y comenzó a gritarme, me pedía explicaciones de una misión en la que supuestamente yo estaba involucrado.  La mujer le pidió que se tranquilizara.  Ella parecía más calmada, mientras que mi otro yo más impulsivo.  Cada vez entendía menos lo que sucedía.  Por fin llegamos a un edificio blanco y entramos al estacionamiento que quedaba en el sotano.  Después nos montamos en el ascensor.  No hubo ningún intercambio de palabras.  Él me miraba con resentimiento, con violencia; mientras que ella parecía mirarme con lástima.  Si fuera cierto que ella venía del futuro, parecería que nuestra cultura había avanzado. Cuando entramos en un apartamento, me pidieron que me sentara en uno de los sofás de la sala.  Al hacerlo miré mi reloj y me di cuenta que eran las 3:24 pm.  Llevaba poco menos de tres horas en este mundo y nada había salido bien.  El experimento con Flotta había sido un fracaso.  Mi única esperanza era dejar que el tiempo pasara y que a las 8:00 pm, al darse cuenta que yo no volvía, Flotta me rescatara.


Mientras esperaba, pude notar que la mujer tenía una conversación con mi otro yo, después ella volvió sola.  Me dio un café, me pidió que disculpara a Santiago, que él era “un muchaco bueno, pero muy apasionado y, por lo tanto, un poco vehemente.”  Ella, sin yo entenderlo, me inspiraba tranquilidad.  Le pedí que me explicara lo que sucedía, que yo estaba en un experimento de mi clase de física cuántica y que no entendía cómo había llegado a Bogotá pues el destino inicial había sido Viña del Mar.  Ella me miraba directamente a los ojos mientras escuchaba.  Apenas terminé de hablar, me dijo que me explicaría todo, pero primero quería que yo le respondiera a sus preguntas.  Ellos querían saber cómo me había involucrado con Flotta, cuánto hacía que trabajaba en su equipo, y también querían los nombres de las personas a quienes yo iba a contactar.


Continuará...


Ir a "Mundos paralelos" (Primera entrega)

Tuesday, July 5, 2011

La misión (Novena entrega)


Santiago y su pasado republicano


Santiago Feder se unió a las “Juventudes Galácticas” cuando tenía 15 años, en contra de la voluntad de sus padre.  Él, descendiente gallego, sabía que el activismo político sólo conducía a tragedias y desplazamientos.  El abuelo Feder, un carnicero de Vigo, tuvo que dejar su ciudad amada el 6 de abril de 1938 cansado de los robos y amenazas por parte de los soldados franquistas.  Después de muchas penurias, y hambres, logró atravesar toda la parte norte de su país y cruzar así la frontera francesa en los primeros meses de 1939.  Antón Feder se instaló en Burdeos y trabajó en los viñedos hasta que se enteró de la organización de un viaje en barco hacia Chile para exiliados españoles.  Ayudado por unos antiguos amigos, logró formar parte del grupo de refugiados que salió el 4 de agosto del puerto de Pauillac en el famoso Winnipeg.  Antón y sus compañeros llegaron a Valparaiso el 3 de septiembre de 1939 y fueron recibidos por el presidente chileno de aquel entonces.  La adaptación a su nueva vida fue difícil.  Tuvo problemas para encontrar un trabajo que le gustara pero después, con la ayuda del gobierno, logró montar una carnicería en la Avenida Pedro Montt en Valparaiso.  Cinco años después, en una reunión de inmigrantes españoles, conoció a Sabela Fabal.  Antón no tenía mucha experiencia con las mujeres entonces fue ella la que tomó la iniciativa, y después de encontrarse en otras reuniones decidieron casarse y tuvieron un matrimonio modesto un 30 de mayo.  Once meses después nacería su único hijo Paulo.

Aunque hijo de dos gallegos, Paulo Feder nunca quiso viajar a Galicia.  Por motivos que aun desconocemos, al cumplir 25 años decidió viajar a Medellín, Colombia.  Allí comenzó a trabajar como arquitecto y logró cierto reconocimiento por los proyectos que le fueron adjudicados por el gobierno local.  En la entrega del edificio donde se ubicaría la Biblioteca Pública Piloto, conoció a Carolina González, bibliotecaria egresada de la Universidad de Antioquia.  La invitó a salir tres veces: en la primera fueron a comer en un restaurante en las afueras de la ciudad; en la segunda fueron a una obra de teatro en el Pablo Tobón Uribe y la besó cuando la dejó en la casa; y en la tercera salida le pidió que se casara con ella.  El matrimonio tuvo lugar en la iglesia Santa Gema, la cual se encontraba repleta, y dentro de los asistentes estaban Antón y su esposa Sabela.  El matrimonio Feder González tuvo mellizos: Santiago y Clarissa.  Después de un embarazo bastante traumático, la joven pareja decidió no tener más hijos.

Santiago, a diferencia de Clarissa quien desde una temprana edad se dedico a la pintura y la música, siempre quiso estar involucrado en la política.  Desde su quinto grado fue presidente de su clase, y en la universidad tuvo algunos problemas disciplinarios por su activismo con las “Juventudes Galácticas.”  Fue precisamente como parte de una misión de esta organización, que Santiago tuvo que viajar a Bogotá la noche del jueves 24 de febrero de 1994, y con la ayuda de una agente de AGVT debería interceptar a un hombre que llegaría  desde un mundo paralelo (ya en Bogotá se enteraría que sería su otro yo) el siguiente día.


Continuará...