Quiero informar a los lectores que Quimulá aun no se encuentra en condiciones para hacer su acostumbrada publicación (por eso el desfase en fechas). Yo he recibido lo que sería la tercera entrega de su historia y es la que transcribo aquí. Como la entrega anterior, me tomé la libertad de hacer correciones donde lo estimé pertinente.
Familia Castellanos Vieira*
Hugo siempre culpó a los padres de Gabriela su
inestabilidad emocional. Él me decía que ella creció en una casa llena de
inseguridades. Los gritos de Patricia y el silencio del papá. El
diálogo era casi mínimo. No que nunca tuvieran momentos de felicidad los
tres. Gabriela nos contaba anécdotas de sus viajes a Disney World cada
año, nos mostraba fotos de los tres, muy felices, con alguno de los personajes
de las películas de Disney. En mi
casa se decía que estos viajes eran una manera de escapar al verdadero problema
que tenían en la casa Castellano Vieira: la rutina.
Su casa parecía estar dividida en tres mundos
diferentes. Uno era el de
Patricia, amargada por la libertad que había perdido al casarse y al tener una
hija; el de Martín, amargado porque a pesar de sus intentos nunca pudo rescatar
su matrimonio y lograr, como era su sueño, que su hija creciera en medio del
amor; y por último, está el de
Gabriela, amargada por tener una vida solitaria y llena de inseguridades. A pesar de la inestabilidad, parecía
que el matrimonio nunca se fuera a acabar. Cuando finalmente sucedió, muchos pensamos que fue demasiado
tarde.
Gabriela siempre evitaba cualquier evento en el que
su familia estuviera relacionada.
Ella nos decía que sus padres le despertaban “el lado inestable” que
había en ella. Y yo puedo
confirmar que así lo era. Aunque
yo pensaría que era más por la actitud que ella tomaba cuando los veía
que por lo que realmente ellos hacían.
Hace poco le pregunté a mi mamá si ella vio alguna vez
a Martín y a Patricia felices. Ella me dijo que tuvieron un noviazgo y unos
primeros meses de matrimonio hermosos, pero que todo se vino abajo después de
la incapacidad de Patricia. Para
su Luna de Miel fueron a una ciudad en los Estados Unidos que se llama
Savannah. Mi mamá me contaba que
ellos no paraban de hablar de la comida y de la música de esa región. Mucho se ha dicho del motivo que
llevara a Martín a irse a vivir allí después de su divorcio. Algunos amigos de la familia han
argumentado que es una manera para él revivir uno de los momentos más felices
de su vida
Continuará...
* Escrito por Quimulá
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