Tuesday, April 26, 2011

La misión (Cuarta Entrega)

Bogotá paralela


Me tomó bastante tiempo calmarme, fui al baño a mojarme la cara, y después me senté cerca a unas escaleras en una de las entradas del centro comercial. Mi cabeza estaba llena de preguntas: ¿Qué hacía yo en Bogotá? ¿Cómo fue que terminé en esta ciudad si supuestamente mi portal fue creado en el laboratorio de Flotta para conectarme con Chile? ¿Cómo iba yo a volver si todos pensaban que yo estaba en Chile? Esta última pregunta era la que más me preocupaba, el quedarme atrapado en otra realidad me infundía un miedo nunca antes sentido. Decidí caminar por el centro comercial, tratando de pensar en algo diferente, y después de mucho pensarlo, decidí salir a la calle.
Mi experiencia con Bogotá era muy limitada. Sólo había estado de visita en casa de una tía por una semana en un barrio cerca a la Universidad Nacional. Salí con mis primos varias veces, pero yo nunca me preocupé por desarrollar un sentido de ubicación, entonces aquella experiencia no me serviría para nada.
Esta realidad no parecía nada diferente de la mía. Es decir, antes de viajar imaginé que las cosas iban ser extrañas, entre los amigos hablábamos que probablemente ya se habrían desarrollado carros voladores, o que se habrían creado ciudades en las profundidades del océano...pero esta Bogotá paralela parecía muy similar a mi Medellín real. Las mismas marcas de carros, algunos almacenes eran los mismos, las personas, aunque más abrigadas, se vestían muy similar. Mis comparaciones mentales fueron interrumpidas cuando una mujer me preguntó si necesitaba ayuda. Le dije que estaba bien, que sólo estaba haciendo tiempo a que llegara un amigo para ir al cine. Ella pretendió creerme y continuó su camino. Después la volví a ver en el centro comercial (que luego supe se llamaba Unicentro) comprando un café. No sé por qué pero comencé a pensar que me seguía. Miré mi reloj y apenas era la 1:35 pm. Entré a una librería, compré un periódico y me puse a leerlo intentando no alejarme de mi punto de contacto. Después me di cuenta que la mujer que había visto en la calle, estaba comprando un libro, ella se dio cuenta que la miraba y me saludó a la distancia. Después se acercó y me preguntó a qué hora era la película que iba ver, y al notar lo nervioso que me puse me dijo: “no te preocupés, te estábamos esperando”


Continuará...




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