Thursday, May 31, 2007

El concierto de Cerati

Fue así como pasó: mi hermana me llamó a contarme que tenía cuatro boletas para ir a un concierto privado de Cerati pasado mañana. Yo maldije mi suerte…siempre me gustó Soda Stereo y bueno, ya te imaginarás que ir a un concierto privado de Cerati en Buenos Aires sería cumplir uno de los tantos sueños que he tenido. Fue entonces cómo por simple curiosidad me metí a mirar cuánto valdrían los tiquetes, y me encontré con que saliendo mañana viernes desde Chicago y volviendo en dos semanas, “sólo” tendría que pagar $880. Si, leíste bien. El viaje en avión saldría $200 más barato que cuando fuimos hace casi tres años… Era una tentación fuerte, ¿no lo creés? Pues bueno…me decidí y compré el tiquete…Tomé en Chicago el vuelo # 447 de Continental Airlines a las once de la mañana. Era un Boeing 737…llegué a Houston casi a las dos de la tarde. Fui a almorzar algo y luego a esperar las casi siete horas pendientes para mi vuelo a Buenos Aires. Me la pasé escuchando a Soda y Cerati casi todo el tiempo….aún no podía creer que estaba en camino a un concierto privado…También tenía conmigo Aire de tango, libro de Manuel Mejía Vallejo en el cual estaba trabajando para mi tesis. Pensé que nada mejor que terminar este libro y escribir su respectivo análisis en mi viaje a Buenos Aires, el templo del tango. Estaba en la página 131, en la que Jairo le preguntaba a Ernesto sobre la historia de El Desconocido, cuando la azafata llamó a abordar el vuelo 51 que me llevaría a Buenos Aires. Fue poco lo que dormí…además no me gustaron ninguna de las películas que pasaron y ya estaba aburrido de leer el relato de un Ernesto borracho que poco a poco nos va contando cómo, cansado de Jairo, se decide a matarlo. A las nueve de la mañana del sábado del concierto aterrizamos. Cuando salgo después de todo el papeleo, estaban mi hermana, Diego, Ana Sofía y Álvaro esperándome. Yo venía agotado y sólo quería dormir un poco para así poder disfrutar del concierto de esa noche. Pensé ilusamente que podría descansar en el trayecto desde el aeropuerto hasta el apartamento, pero hablamos sobre cómo fue mi decisión de hacer un viaje relámpago. La conversación estaba muy agradable hasta que, de la misma manera que sucedió las dos veces que nos recogió en el aeropuerto hace tres años, Diego se perdió. Tomó la salida equivocada que siempre toma. Mientras volvíamos a tomar nuestra ruta, nos encontramos con un sitio donde vendían las empanadas argentinas que tanto había extrañado. No recuerdo muy bien, pero creo que entre los cinco nos comimos tres docenas de empanadas.
Estábamos en la tercera fila. Los asientos eran muy buenos pues no estábamos muy cerca del escenario, pero tampoco muy retirados. Yo no podía esperar más…quería que la agrupación que estaba abriendo el concierto (ni recuerdo el nombre), acabara pronto…fue entonces cuando se despidieron y hubo unos cinco minutos de descanso….poco a poco pude ver cómo unas personas se iban acomodando en frente de los diferentes instrumentos musicales. Apagaron todas las luces, era muy poco lo que se podía ver, fue entonces cuando las luces se prendieronn y tengo en frente a Cerati con un traje fucsia tocando fuertemente su guitarra eléctrica…yo cerré los ojos tratando de que ese momento quedara grabado para siempre en mi memoria y entonces escuché:
“Fluorescente azul
Luz que baña mis sentidos
Donde todo empieza a ser real...”

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